Hasta ayer era una de esas personas que creían que, a pesar de que algunos expertos opinasen lo contrario, Costa de Marfil se llevaría la Copa África. Una de esas personas que creía que una plantilla tan poderosa no tendría grandes problemas para llevarse la CAN. Una de esas personas que creía que el principal problema de los elefantes eran ellos mismos. Hasta que ayer un Egipto que me sorprendió gratamente logró un 4-1 que si bien es cierto que no hizo justicia con lo visto en el terreno de juego por lo abultada que fue la victoria, nos demostró a los aficionados ignorantes y a las casas de apuesta lo que se puede hacer con un poco de orden táctico, con jugadores inteligentes que saben controlar un partido y saben cuándo hay que enfriar el choque y cuando hay que romperlo. Y con un equipo que está claro que ha sido infravalorado se ha metido en una final, la de la CAN, que ahora parece tan desequilibrada que probablemente eso la haga equilibrada. Y no podemos descartar que Camerún haga su primer partido notable en la final por primera vez en todo el campeonato y se proclame ganador. Por el momento, el partido que muchos veíamos en la final lo veremos un día antes de lo esperado.
Porque la lección que le ha dado Egipto a Costa de Marfil ha sido fantástica. Hay que admitir que el 4-1 fue demasiado abultado y que es posible que si Egipto y Costa de Marfil intercambiasen porteros quizás otro conjunto hubiese ganado, pero que Egipto fuese tácticamente tan superior a Costa de Marfil y que controlase tan bien los tiempos del partido ha sido tan obvio como fabuloso. Sobre todo teniendo en cuenta la anarquía táctica que ha reinado a lo largo de este torneo, viendo en muchas ocasiones jugadores fuera de sus posiciones y fueras de juego muy mal tirados. El gol de Camerún es un ejemplo de esto último. Un gol en el que Dramani, centrocampista ofensivo, habilita la posición de Nkong. Todo el partido sin tener más ocasiones que un trallazo a la cruceta de Geremi se resolvió en un error táctico de Ghana. A pesar de que los anfitriones dispusieron de varias ocasiones que perfectamente podrían haber sido gol. A pesar de que Essien, el jefe del centro del campo, tuviese que jugar como central, secando a Eto´o, por una lesión en el calentamiento de Kingston.
Porque Egipto tácticamente es la mejor selección de África a día de hoy. A pesar de que Costa de Marfil comenzó atacando y tuvo varias oportunidades que perfectamente podrían haber decantado el partido a su favor. Pero eso fue fruto de la innegable calidad arriba de Costa de Marfil, que repito que creo que tiene la mejor plantilla del torneo, pero la cantidad de ocasiones que tuvo Egipto y lo bien que se defendió, exceptuando el gol de Keita en el que nadie salie a presionar al jugador del Lyon. El resto del partido Egipto hizo que Costa de Marfil tuviese un dominio del balón infructuoso. la consigna egipcia fue clara: Jugadores bien replegados atrás, controlar bien a Drogba, laterales y centrocampistas que suben y bajan incansablemente y posesiones de balón cortas, rápidas y productivas. Mientras Costa de Marfil atacaba en grupo, defendían los defensas, con lo que influyó el nefasto partido de Kolo Touré, y tenía posesiones largas y poco productivas. El resultado final fue que Egipto acabó teniendo más ocasiones de gol que Costa de Marfil.
Ahora, su próximo rival será Camerún en la final. Una selección, la camerunesa, que ya sucumbió ante los egipcios en el primer partido de la fase de grupos. Camerún, con jugadores repartidos por toda Europa, contra Egipcio, con jugadores fundamentalmente de una liga egipcia que no es muy famosa precisamente y que no cuenta con jugadores famosos a nivel internacional. Pero, visto lo visto, habrá que seguir la liga en la que juega el último finalista de la Champions League asiática, el Al-Ahly. Hay que aprender a disfrutar con ver equipos en los que los hombres son más importantes que los hombres. Es la moda, por decirlo de alguna forma. De momento, yo me inclino ante Egipto.