jueves, 17 de abril de 2008

A la española

Cuando hablamos con otras personas de las posibilidades de la selección española de ganar el próximo evento deportivo siempre acaba saliendo la frase "da igual, si nos acabarán eliminando en cuartos como siempre...". Habitualmente, a estas afirmaciones puede seguir un "es que no sabemos competir" o similares. Y a estas afirmaciones, tras el partido de marras en el que caemos, suelen seguir otras afirmaciones que, por respeto a los integrantes de la selección y a sus respectivas familias, no plasmaré en esta entrada. ¿Todo esto por qué ocurre? Por la ilusión que ha generado, en muchas ocasiones por culpa de la prensa que un día te encumbra y al día siguiente te defenestra, por unas razones u otras, la selección española. Bien antes del torneo bien durante la fase inicial del torneo. Bien ilusión relativamente justificada, bien ilusión inventada por unos y tragada por otros. Eso es lo de menos. Y al Getafe de Laudrup le ha ocurrido algo así, algo muy español, en una semana: Han caído en cuartos de final, ante un equipo que parecía incapaz de generar peligro, y ha perdido una final ante un equipo que lleva toda la temporada sin levantar cabeza y que ha sido, junto con el Zaragoza, el equipo decepción de la temporada.

Seamos objetivos, o al menos intentémoslo, y miremos desde una perspectiva neutral que detrás de esta semana fatídica en la historia del Getafe hay algo más que simple mala suerte. Que, como le ocurre a la selección, no ha sido sólo mala suerte. Que, como le pasa a la selección española, había una serie de problemas que al final han salido a la luz. Y el principal de esos es el famoso no saber competir. Porque, con un 3-1 a tu favor, que en la segunda parte de la prórroga, con uno menos, es cierto, te empate un equipo cuyo único recurso es lanzar balones arriba para que Luca Toni logre sacar algo potable de ello no habla nada bien del equipo. Además un equipo que no había inquietado, salvo en jugadas a balón parado y en el gol del empate de Ribery, hasta ese momento usando ese sistema. Se puede hablar de mala suerte o de eliminación injusta, pero es que en el fútbol gana quien marca más goles y en una eliminatoria empatada gana el que más goles haya marcado fuera de casa. Claro que es dramático para el equipo que pierde, pero también es maravilloso para el equipo que gana.

Y en Copa, empezaron dormidos y reaccionaron tarde y mal. Jugaban contra un equipo deshauciado, que tan sólo en Copa había demostrado algún signo de mejoría. Un equipo que estaba empezando a coquetear, y sigue coqueteando, con el descenso tras muchas temporadas luchando por el título. Un equipo que ha entrado en fase de renovación de la peor manera posible y, en general, un equipo que no ha hecho las cosas bien, con una afición exigente que está harta y que no parece que vaya a tener paciencia. Y al primer cuarto de hora ya perdían por dos goles a cero. Fue entonces cuando empezaron a tener el balón, en parte porque al Valencia ya no le interesaba tener el balón pues lo que quería hacer con él ya lo había hecho en dos ocasiones. Así, se limitó a esperar atrás para generar algún contraataque gracias a la velocidad que tenían arriba. Esto, sumado a que Baraja y Marchena les ganaron el centro del campo a los azulones, fue la gota que colmó el vaso. Porque en el Getafe si ni Casquero ni De la Red funcionan, el equipo no logra crear oportunidades de gol. Cuando los resortes no están engrasados, la máquina no carbura. Y solo el penalty les dio esperanza. Porque después vivieron de Granero, que tuvo una noche inspirada, y esperaron que la justicia del fútbol, esa gran desconocida, les devolviese lo que les había quitado contra el Bayern. Pero como Hildebrand no tiene los defectos de Abbondanzieri y si los tiene Ustari, no hubo manera.

Al Getafe, entonces, le ganaron dos estilos totalmente opuestos: El del estilo directo y el del dominio del centro del campo y el contraataque. Y, si bien es cierto que las plantillas rivales eran superiores teóricamente, lo cierto es que han perdido cuando han tenido que atacar y cuando han tenido que defender. No nos quedemos en quien mereció más o menos ni en lo dura que es la vida. Veamos la realidad: que el Getafe, en probablemente los dos partidos más importantes de la temporada para ellos, ha fallado. No pasa nada, pues se levantarán como lo han hecho otras veces, pero hasta que no sepan competir, les pasará como a la selección española: Que se levantarán para volver a caerse.

P.D: Un equipo en un momento pletórico contra otro en caída libre que todavía no se sabe si ha tocado fondo o no. El equipo que asusta y arrolla contra el que ha dejado de dar miedo y ahora en ocasiones deambula por el campo. El equipo de la pegada fantástica contra el de los ¿cuatro fantásticos? Manchester United y Fútbol Club Barcelona se enfrentarán en semifinales de Champions, y por Barcelona se respira un tufillo de pesimismo. Muchos hablan de que" el Barça no tiene nada que hacer" o que "el Manchester nos va a meter un saco". El pesimismo es muy común entre los culés, y más en una situación como la que atraviese ahora mismo la entidad blaugrana.

3 comentarios:

  1. Quiero advertir antes de nada, que con esto no intento desmerecer lo que ha logrado el Getafe, admirable bajo mi punto de vista, sino que intento dar una visión diferente a la que se ha dado en los diferentes medios de comunicación y que no esté condicionada por el hecho de que el Getafe fuese un equipo español.

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  2. La verdad es que el Bayern no hizo un partidazo, pero le valió para pasar. Además, la defensa del Getafe fue muy débil (Ribery se iba como quería de su defensor, Toni las ganaba todas por arriba, etc.)

    Aunque sí que es verdad que el Getafe merece un reconocimiento.

    Un saludo.

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  3. @ Andrés

    A algo así me refiero. Muchas veces nos dejamos llevar por el cuento del equipo grande contra el equipo pequeño y de la mala suerte, pero la suerte no suele condicionar estos partido como tanto se dice. Un jugador que falla varios goles cantados o es malo o ha tenido un mal partido y un portero que falla ídem de ídem. No lo achaquemos todo a la mala suerte.

    @ Javier

    Ni mucho menos, pero como le valió para pasar... La temporada de Ribery merece un monumento y el tramo final de Toni otro. Qué habría sido del Bayern esta temporada, viendo como juegan, sin ellos...

    Un abrazo y gracias por pasaros.

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