Al fin y al cabo son grandes

Liverpool y Real Madrid son grandes a nivel europeo desde hace muchos años. El equipo red cuenta con 5 Copas de Europa en su haber mientra que los merengues son el rey de copas a nivel europeo contando con nada más y nada menos que nueve trofeos de la máxima competición a nivel europeo en su haber. Además, son históricos en sus ligas y creo que nadie podría imaginarse una Champions League sin Real Madrid ni Liverpool. Nos es tan complicado como imaginarnos un Mundial sin Brasil. Y para ambos equipos, ganar la Champions League debe ser claramente una de las prioridades de la temporada. Muchas temporadas han salvado gracias a eso. Y esta temporada no es ninguna excepción. El Real Madrid parece estar obsesionado con ganar la Décima y del Liverpool corre ya una frase que, desde la llegada de Rafael Benítez, se ha escuchado más de una vez: El Liverpool es un equipo que a doble partido es prácticamente imposible de vencer. Un tópico o no, los reds han llegado a dos finales en menos de 5 años con distintos resultados finales. Ambos equipos estaban el martes en serios apuros. El Liverpool lo tenía peor que el Real Madrid, pero ambos cumplieron sobradamente.

Porque al final de la primera parte ambos ya habían sentenciado prácticamente sus respectivas finales. Sus rivales parecieron inocentes e inoperantes en ataque y en ningún momento pareció que pudiesen perder sus partidos. Porque a poco de empezar el Liverpool se encontró con un penalty a su favor. Y menos de 10 minutos después Torres se gustaba en el área y metía el segundo. Sin embargo, no sufrió con el 0-2 a favor lo que debería. De hecho, parecía más cerca el 0-3 que el 1-2. Y así llegó primero el 0-3 y después el 0-4, todo en la segunda mitad. Coser y cantar. Mientras tanto, el Real Madrid comenzaba también fuerte. La Lazio atacaba sólo con Pandev y Rocchi y a la hora de defender no presionaban y se limitaban a situarse al borde del área. Así, el primer tiro de fuera del área fue el primer gol. Después vimos que por alto no van bien, con dos fallos que le costaron un palo y un gol. En medio de la debacle, un agujero monumental dejó a Van Nistelrooy solo ante el portero, y el holandés, con una sangre fría increíble, se la cedió a Robinho para que el brasileño sumase el 3-0. El 3-1 fue una anécdota y el penalty parado sobre la bocina de Casillas fue otra anécdota más. Aunque el 3-2 no habría reflejado lo visto sobre el campo.

Resumiendo, que Liverpool y Real Madrid vencieron e hicieron lo que debían. Jugaron como grandes y ganaron como los grandes. Ambos han logrado numerosos éxitos tras pasar un grupo complicado. El Real Madrid podría enfrentarse al Liverpool en octavos. No le desearía a nadie que le tocase al Real Madrd, pero menos le desearía a nadie que le tocase el Liverpool. Anfield y el Santiago Bernabeu son dos de los estadios que más miedo provocan a nivel europeo. Y Liverpool y Real Madrid son dos equipos que provocan miedo a nivel europeo. Vale que en el aspecto de juego vertical y el de partidos bonitos no son lo mejor del continente europeo, pero ganan con una tranquilidad increíble y cuando están motivados da la impresión de que no tienen rival. En el caso del Real Madrid, esa sensación la ha dado en pocos pero suficientes partidos a lo largo de esta temporada. El Liverpool, sin embargo, necesita más partidos de esos, como el de St James Park para poder dominar una Premier que, tras un sinfín de sorpresas, parece estar volviendo a una cordura de la que está bien salir de vez en cuando,